La contaminación lumínica es un problema que afecta enormemente a la astronomía observacional, quizá en mayor medida a la actividad aficionada. Se llama de esta manera a toda aquella luz que no es aprovechada para iluminar el suelo y las construcciones, sino que se difumina en el cielo y termina desperdiciándose, con un consiguiente costo económico y ecológico, ya que esto impide apreciar con la suficiente nitidez los cuerpos celestes.
¿Cómo se produce la contaminación lumínica?
1) Mal disposición de las luminarias. Es la causa más típica, y consiste en que las luminarias no están apuntando estrictamente hacia abajo; esto implica que hay luz desperdiciándose y dispersándose en el cielo, impidiéndonos ver con claridad el cielo; a su vez las moléculas de agua o polvo ayudan a que esta luz se disperse más aún, pudiendo entorpecer la visión de un observatorio cercano; en otras palabras, sin necesidad que haya una ciudad directamente visible a un observatorio, estos fenómenos hacen que la contaminación lumínica sea un factor netamente nocivo para la astronomía, aficionada o profesional.
2) Radiación de luz en longitud de onda no visible. Consiste en que ciertas radiaciones emitidas por una luminaria, están en longitudes de onda que el ojo humano no percibe, por tanto son un factor contaminante extra y además innecesario. Esto además es sumamente nocivo, puesto que si las radiaciones de luminarias además tienen las mismas longitudes de onda que algunos astros débiles, éstos simplemente dejarán de ser visibles. Muchas luminarias no están diseñadas de modo que optimicen sus radiaciones en longitud de onda estrictamente visible para el ser humano.
Puedes ver una magnitud del problema, tanto a nivel de Chile (país reconocido por tener uno de los cielos más despejados del mundo), así como algunos ejemplos de contaminación lumínica, en las subsecciones respectivas que se muestran en la columna del costado.