La observación del cielo nocturno es la principal actividad de un astrónomo profesional o aficionado. Aunque la astronomía moderna contempla muchos otros tipos de observaciones (ej. solares) y mediante tecnologías que van más allá del rango óptico (ej. radiotelescopios, rango infrarrojo, etc.), esta ciencia seguirá definiéndose por explorar todos los objetos y fenómenos que ocurren en el Universo. Para un aficionado, la observación astronómica puede estar restringida al elemento más común, que es poseer o no un instrumento óptico.
Sin embargo, en todos los casos, ten en cuenta que la observación del cielo no siempre requiere contar con instrumentos: también es posible observar a simple vista, que es como lo hicieron los antiguos “astrónomos”, en una labor ardua y sacrificada, que de todos modos permitió llegar a importantes conclusiones, sin mayor apoyo que instrumentos primitivos.
En este apartado encontrarás nociones para distintos tipos de observación, así como ejemplos de aplicación práctica. Si recién te estás iniciando, es recomendable que antes des un vistazo a los conceptos básicos y trucos de observación, ya que estos conocimientos se aplican transversalmente a cualquier tipo de observación astronómica.
¿Qué puedo saber de astronomía tan sólo observando?
La observación es una práctica muy satisfactoria, porque no sólo permite contemplar las maravillas del firmamento; también permite deducir, a partir de seguimientos constantes y pacientes, muchos fenómenos que engloban la naturaleza del Sistema Solar, los movimientos planetarios y la posición de la Tierra en el espacio. Este tipo de observación es la que practicaron las antiguas culturas que se dedicaron a la astronomía, tales como griegos, egipcios, aztecas, mayas, etc., y la que cualquier astrónomo amateur moderno debiera dedicarle algo de atención, puesto que permite comprender de primera mano el terreno en el cual uno se moverá a futuro. Revisa las subsecciones del costado para obtener más información.