El transbordador espacial fue un tipo de vehículo espacial con despegue vertical, capaz de salir de la atmósfera terrestre y particularidad de ser reutilizable, a diferencia de cohetes convencionales. Puede llevar astronautas y satélites soportando una carga máxima de 29.5 toneladas. En el lanzamiento, constaba de 2 cohetes propulsores y un motor principal, desechándose en el lapso que el transbordador queda en órbita (8.5 minutos). Su construcción se realizó después del programa Apollo y se diseñó para llegar hasta una estación espacial y abastecerla. Sus condiciones le permitían ir y volver cómodamente, para después de una semana estar listo para otro lanzamiento.
El primero en ser puesto en órbita y volver por sus propios medios fue el Columbia, el 12 de abril de 1981, regresando a la Tierra dos días después. Antes de cualquier lanzamiento, el vehículo se revisaba por completo en sus baldosas, llantas de engranaje, frenos, ventanillas, etc. Las baldosas inferiores, por ejemplo, debían soportar un reingreso a la atmósfera con unos 2.500° C.
La velocidad alcanzada por el gigantesco vehículo llegaba a los 38.400 km/h, necesaria para escapar sin problemas de la gravedad terrestre, implicando un gasto aproximado de 100 millones de dólares cada vez que el vehículo salía fuera de la Tierra.
El transbordador resultó ser de enorme utilidad en las caminatas espaciales, puesta en órbita de satélites de comunicaciones y el telescopio espacial Hubble; este vehículo fue retirado entre marzo a julio de 2011, siendo la misión STS-135 la última en su tipo, lanzada el 8 de julio de 2011 y regresando el 21 de julio del mismo año.
Tragedias a bordo del Transbordador Espacial
En toda la historia del Transbordador Espacial sólo se había registrado una tragedia con víctimas fatales. Ésta la sufrió el Challenger, el 28 de enero de 1986, cuando una falla en uno de sus cohetes propulsores produjo una explosión total del aparato a 73 segundos de ser lanzado, pereciendo sus 7 astronautas ocupantes y provocando la suspensión temporal del programa de lanzamientos.
Sin embargo, el 1 de febrero de 2003 una nueva desgracia azotó al ambiente astronáutico: El Columbia, el primero en su tipo en volar al espacio, se desintegró durante su reingreso a la Tierra debido a una rotura sufrida en el recubrimiento térmica de su ala derecha al momento de despegar, un mes antes desde Cabo Kennedy. Como resultado perecieron sus 8 ocupantes, entre ellos el primer astronauta israelí en volar al espacio.
Este acontecimiento obligó a suspender todos los vuelos espaciales del transbordador hasta vislumbrar las causas del desastre. Este acontecimiento, sumado a la necesidad de impulsar una nueva generación de naves espaciales con sistemas más sofisticados y seguros, motivaría al retiro de los transbordadores espaciales.