¿Qué es una nebulosa planetaria?
Es lo que queda de una estrella en las etapas finales de su vida. En aquellas con entre 0.08 y 8 masas solares iniciales, luego de haber pasado gran parte de su vida en la secuencia principal, su combustible comienza a agotarse e inician una serie de reacciones que la llevan a convertirse en una estrella gigante roja, haciendo que se expanda varias veces su tamaño original. Cuando esto ocurre, la estrella se hace inestable y se dirige inevitablemente hacia su colapso, proceso en donde la estrella expulsa sus capas exteriores, dejando en su centro una pequeña enana blanca, muy densa y mantenida por un proceso llamado repulsión entre electrones.
Las capas expulsadas se componen básicamente de hidrógeno, mientras que la enana blanca emite radiación UV; por esto, los átomos de hidrógeno se ionizan (expulsan sus electrones) y en el proceso emiten fotones visibles, que en conjunto producen las bellas estructuras comunes a las nebulosas planetarias (a todo esto, el término “planetaria” sólo obedece a que su forma es usualmente esferoidal, similar a un planeta).
El error de la cadena es mencionar que este fenómeno ocurre una vez cada 3.000 años. En realidad se conocen muchas nebulosas planetarias, debidamente catalogadas y cada una luciendo una particular estructura. El tiempo que tarda una estrella en convertirse en nebulosa planetaria se relaciona directamente con la masa inicial que tenga, pues a menor masa, se tardará más en consumir su combustible; a mayor masa, lo hará más rápidamente. Para dar un ejemplo concreto, el destino del Sol será convertirse en nebulosa planetaria. Nuestra estrella ya tiene 5.000 millones de años, y le quedan otros 5.000 millones de años antes que empiece a agotarse su combustible. El proceso entre la expulsión final de las capas exteriores y su estado como nebulosa planetaria es muy lento y gradual, no aparece instantáneamente.