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Austrinus es el sitio de astronomía de Farid Char.
Este espacio fue inaugurado el 25/11/2000 y su nombre significa “austral” o “del sur”, en latín.

Este nombre sirve para identificar mejor el origen de sus contenidos, creados desde el hemisferio Sur: 23°39' S y 70°25' O (Antofagasta, Chile).

En astronomía, el nombre está presente en la constelación Piscis Austrinus.


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Desmitificación

¿Fin del mundo el 2012?

Sobre la medición del tiempo

En vista que los logros astronómicos mayas tienen perfecto asidero en las capacidades humanas, estamos en presencia de una cultura destacada por la constancia y el rigor observacional, pero al igual que muchas otras culturas, otorgaba a la observación celeste un carácter religioso y fuente de augurios (en nuestra jerga, homogeneidad entre astronomía y astrología), asociando ciertos eventos celestes (ej. eclipses) como previsor de guerras, de época de cosecha o necesidad de sacrificios humanos para satisfacer a los dioses. Toda esta mitología actuó de base para uno de los logros más famosos de la cultura maya: su calendario.

El calendario maya tiene la curiosidad de estar formado por dos “cuentas” distintas de días pero que transcurren simultáneas. El Tzolkin, de 260 días y el Haab, de 365 días, además de una Cuenta Larga ininterrumpida, que parte desde el 11 de agosto del año 3114 a.C. Dentro del complejo sistema de cuenta calendárica, los mayas fusionaron el Tzolkin (presumiblemente basado en los ciclos de Venus) con el Haab (que describe un año sidéreo común) en un instrumento llamada Rueda Calendárica, consistente en 3 círculos concéntricos que dan como resultado un total de 18.890 días cíclicos, donde uno de los días de la cuenta Tzolkin coincide con uno de los de la cuenta Haab; asimismo, el ciclo de 18.890 días equivale a 73 ciclos del Tzolkin y 52 ciclos del Haab.

El sistema de cómputo ininterrumpido de la Cuenta Larga, que contiene unidades de tiempo más elementales que no profundizaré (tunes, katunes, baktunes, etc.) y tiene base vigesimal, resulta en mediciones ordenadas en una sintaxis X.X.X.X.X (ej. 8.5.16.9.7, equivalente al 14 de julio del 156 d.C., según calendario Gregoriano).

En vista que los baktunes son la unidad superior de tiempo combinable (144.000 días), la máxima configuración posible por cada ciclo es X.0.0.0.0 (ej. 2.0.0.0.0, 3.0.0.0.0, etc.), donde resulta que 13.0.0.0.0 equivale al catorceavo baktun y, dentro de la mitología maya, el inicio de una nueva creación, nuestra entrada al sexto mundo (hasta ahora estaríamos viviendo el quinto) y el regreso del dios Quetzalcoatl. La fecha que corresponde a 13.0.0.0.0, en este contexto, es el 21 de diciembre de 2012. ¿Pero qué significa esto, exactamente? Simplemente la transición de un ciclo antiguo a uno nuevo, en un marco estrictamente calendárico, tal como para la sociedad contemporánea un 1 de enero es nuestra entrada a un ciclo nuevo que proviene de uno antiguo -31 de diciembre-. Sin embargo, el mero hecho que 21/12/2012 coincida con esta nueva serie de 144.000 días y la mitología asociada, ha sido fuente de disparatadas ideas sobre un apocalipsis.

Sobre las supuestas profecías mayas

1) Los mayas NUNCA asociaron el 13.0.0.0.0 (21/12/2012) con una catástrofe apocalíptica. Salvo su significancia mitológica y carácter cíclico de la fecha, no existe registro arqueológico alguno que pruebe tal afirmación. Apoyo esto en una declaración especial vertida en el web de FAMSI (Foundation for the Advancement of the Mesoamerican Studies), que incluye 4 excelentes documentos PDF explicando el real significado de los calendarios mayas.

2) Las profecías mayas NO existen, no se registran en códice alguno. Son un invento originado en un programa de TV de 1999, llamado “Los Dueños del Tiempo. Las Siete Profecías Mayas“, producido por el arquitecto Fernando Malkún. No sólo antes de este programa no se sabía nada de las supuestas profecías, sino que éstas contradicen la propia concepción del mundo maya recogida por investigaciones serias. Apoyo esto en un excelente análisis crítico que expone la deliberada creación profética por F. Malkún.


3)
 El sistema de medición del tiempo maya NO finaliza en la sintaxis 13.0.0.0.0. Las unidades más usadas de cómputo fueron el Kin, Uinal, Tun y Baktún (ver figura), pero también existieron otras como el Piktún, que equivale a 20 baktunes (1 piktún= 2.880.000 días/7.890 años) o el kalabtún, que equivale a 20 piktunes (1 kalabtún= 57.600.000 días/157.808 años), de los que se hallaron breves registros, en fechas posteriores a 2012. Por ejemplo, la coronación de Pakal (Rey de Palenque) aparece conectada a un evento que ocurre el año 4.772 d.C., equivalente a la sintaxis 1.0.0.0.0.8 (según recoge el Dr. Mark Van Stone de FAMSI, en A look at the Creation, p.95); de aquí se desprende que 13.0.0.0.0 no es el final del ciclo calendárico completo que reinicie a 1.0.0.0.0, sino sólo el final de un baktún, al cual seguirá 14.0.0.0.0, 15.0.0.0.0 y así sucesivamente hasta 20.0.0.0.0, puesto que la unidad Piktún comprende 20 baktunes.

Los escenarios apocalípticos

A pesar de las fuertes evidencias que confirman tanto la factibilidad de los logros astronómicos mayas, así como inexistencia de profecías o significación apocalíptica de la sintaxis 13.0.0.0.0 (21/12/2012), se han atribuido diversos escenarios catastróficos que podrían suceder . Viendo en segundo plano el trasfondo maya, sólo quiero explicar los más importantes y conocidos:

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