3º argumento: Juego de números
La imaginación humana siempre tiene tendencia a asociar cifras, fechas o números con algún evento determinado. El que mucha gente se ponga a tiritar por una fecha/año con la secuencia 6-6-6, es un fenómeno no muy novedoso y que en realidad se ha reiterado en varios momentos de nuestra historia, aquellos temidos “encontrones” con el 666. Si nos ponemos a pensar un poco, nos daremos cuenta que han existido montones de 666 a lo largo de nuestra escala de tiempo, aún sin considerar otras posturas (por ejemplo, comenzar a contar el tiempo desde la formación de la Tierra). Por ejemplo pensemos en fechas como el 06 del 06 de 1906, el 06 del 06 de 1006, o el 06 del 06 de 1106; sólo imaginemos cuán traumada estuvo la gente el año entero 666dC!!!. De hecho, existen curiosos ejemplos de esta histeria:
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El 2 de septiembre del año 1666, se produjo una desgracia en Inglaterra conocido como el Gran Incendio de Londres, que prácticamente destruyó la ciudad; a pesar que el origen del fuego se debió a errores humanos, muchas voces saltaron diciendo que parte de la desgracia se debió a que ese año terminaba en 666.
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Se dice que todos los códigos de barras (que existen en cualquier producto de supermercado) poseen implícito el número 666, debido a que las barras protectoras que marcan el inicio, centro y fin de cada código de barra, representarían la secuencia 6-6-6 (el número seis se representa por un patrón similar a las barras protectoras); el detalle es que si se observa de cerca al ‘6’ en un código de barra, se aprecia una barra blanca ancha situada a la derecha o izquierda del patrón (dependiendo dónde se ubique el número dentro del código de barra), lo cual no ocurre con las barras protectoras.
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Y uno mucho más inocente: el precio del primer computador personal de Apple fue… ¡666.66 dólares! Evidentemente, algunos ligaron a Apple con las artes oscuras y pactos con el Diablo.
Este fenómeno es parecido cuando se intenta buscar patrones o coincidencias en otras áreas, por ejemplo, en las fabulosas construcciones mayas, egipcias o incas; o cuando imaginamos figuras formándose en las nubes, o nos pareció ver un rostro humano en una formación rocosa de Marte. Sin duda la gente se las ingeniará para buscar mil y una coincidencias para apoyar que en las fechas/años con la serie 666 SI va a pasar algo, SI es un momento maligno, y SI deberíamos tomar “precauciones”.
Naturalmente, cuando todos vean que no pasará nada, el argumento será que gracias a las meditaciones, rezos y otras alabanzas, el Príncipe de las Tinieblas no se ha manifestado; o que elegirá el próximo encuentro calendárico con el 666, o cualquier otra estupidez. Y mucha gente, lamentablemente, se creerá ese trillado círculo tenebroso. Así, como tercera y última conclusión, sólo puedo decir que la gente ve lo que quiere ver, y asocia las cosas como se le da la gana, especialmente cuando no hay un conocimiento previo del tema, más allá de la cita bíblica que hice al comienzo.
Algunas conclusiones finales
Para terminar: con este artículo no pretendí refutar creencias religiosas, ni la existencia del Diablo, ni las propiedades de la cifra 666. Podría ser más crítico y remitirme a la aparición misma de los números, a múltiples interpretaciones para la aparición de esta cifra en la Biblia, o desentrañar la verdadera naturaleza de la entidad conocida como “el Diablo”.
Pero sólo a fin de aclarar el tema, bastaba con exponer cómo se ha ajustado la medición del tiempo hasta nuestros días, para que el público aprecie cuán subjetiva es la frase: “terminé de escribir este artículo el día domingo 4 de junio de 2006, a las 23 h, 00 m y 51 s“; en otras palabras, en este momento puede que realmente estemos en el año 2008; o en el mes de noviembre; o que precisamente en este momento el día, el mes y el año formen un 666.