La evolución estelar comprende el proceso vital de las estrellas. Éstas nacen, se desarrollan y mueren, pasando por fases más o menos espectaculares, las cuales determinan cómo se comportará una estrella en el futuro, y qué pasará en las etapas finales de su vida. La evolución estelar abarca miles de millones de años, pero los astrónomos han podido observar estrellas en distintos periodos y formarse un esquema general de su evolución. A continuación se sintetizan sus principales etapas.
Formación de la estrella
Las estrellas se forman a partir de nubes de gas. Existen mecanismos externos a la nube que la comprimen y aumentan su densidad, pudiendo contraerse por efecto de la gravedad; al contraerse, la nube se fragmenta en regiones menores que pueden originar embriones estelares.
Como sucede en cualquier gas, aparece una presión que tiende a frenar la caída de materia hacia el centro y detener la contracción. En un momento la presión contrarresta casi exactamente a la atracción: en la zona donde esto sucede cesa prácticamente la contracción (en realidad sigue, pero lo hace muy lentamente).
Se empieza a formar un núcleo caliente en torno al cual gira la parte exterior de la nebulosidad, llegando a temperatura suficiente para generar reacciones termonucleares, como la fusión nuclear; una vez ocurre esto, se genera energía y la estrella empieza a brillar.
Cuando la estrella empieza a conformarse, debe respetar dos equilibrios durante su vida. El equilibrio térmico, donde toda la energía producida en su interior debe estar balanceada con la energía radiada al exterior y su temperatura interna. El segundo es el equilibrio hidrostático; la presión a cualquier profundidad de la estrella debe ser suficiente para compensar el peso de las capas superiores. Ambos equilibrios se mantienen por millones de años, tiempo durante el cual la estrella tendrá una vida estable. La masa de la nube de gas determina la masa de la estrella, y con ello, cómo será su evolución posterior.