Debido a los procesos que sucedieron durante la formación del Sistema Solar, una gran cantidad de partículas de polvo y escombros quedaron vagando, sin lograr unirse a objetos más grandes para formar un objeto masivo, como un planeta. La mayoría se encuentran en una zona denominada Cinturón Principal de Asteroides, entre Marte y Júpiter, mientras otros están aún más lejos, en un área más allá de Neptuno conocida como el Cinturón de Asteroides Kuiper.
Sin embargo, muchas de estas partículas (llamadas meteoroides) no tienen una ubicación definida, y simplemente ocupan una órbita que puede ser más o menos cercana al Sol. O, como también sucede, corresponden a partículas que quedaron vagando tras el paso de un cometa alrededor del Sol. Entonces sucede que ocasionalmente, cuando la Tierra atraviesa una zona del espacio que contiene estas partículas, su gravedad inevitablemente las atrae y las partículas se precipitan contra el planeta. Debido a que la mayoría de estas partículas sueltas no es más grande que un grano de arena o de arroz, su paso por mla Tierra es muy efímero.
La bolsa de aire caliente que se forma alrededor de la partícula, debido a la alta velocidad que esta lleva, la quema al cabo de escasos segundos y la pulveriza completamente. Es lo que comúnkmente se conoce como “estrella fugaz“, pero cuyo nombre real es meteoro. No obstante, aquellos escombros que son algo más grandes, tienen la posibilidad que una pequeña parte sobreviva a la caída, logrando alcanzar la superficie. En tal caso, el objeto caído del espacio recibe el nombre de meteorito, y si tenemos la suerte de encontrar alguno, nos puede revelar importantes cuestiones respecto a la formación del Sistema Solar, ya que son objetos que han permanecido inalterados desde entonces (hace unos 4.600 millones de años).