Astronomía de radio
Un radiotelescopio es un instrumento capaz de captar ondas de radio desde objetos celestes, es decir, de una parte del espectro electromagnético, no percibible en forma natural por un ser humano; esta es la diferencia fundamental con un telescopio óptico, pues éstos últimos captan las ondas de luz, que mayormente sí puede percibirla un ser humano. Por ello, un radiotelescopio no usa espejos ni está montado en una cúpula, sino que consiste en un plato parabólico (también llamada “antena“) muy grande, el cual análogamente al espejo de un telescopio óptico, concentra y focaliza las ondas de radio recibidas y las traduce en información, mediante aparatos que amplifican y registran esta señales. Su poder resolutivo viene dado por la relación entre la longitud de onda y el diámetro de la parábola.
Principales ventajas
En 1932 Karl Jansky, especialista en radio, descubrió que ciertas interferencias captadas por las radios tenían origen astronómico. Desde entonces, la radioastronomía ha avanzado mucho en la captación de ondas de radio, pues la luz visible sólo corresponde a una pequeña parte de la energía que emite un objeto astronómico. El estudio de ondas de radio implica conocer procesos imperceptibles si sólo nos limitamos a las emisiones luminosas. Asimismo, las ondas de radio se asocian a procesos de evolución estelar y otros muy violentos y energéticos, como las radiogalaxias; la radioastronomía es muy útil en la comprensión de cómo se forman las grandes estructuras del Universo, y ha tenido un rol protagónico en descubrimientos de objetos exóticos como cuásares y pulsares, y la radiación de fondo cósmico como evidencia para la teoría del Big Bang.
Los radiotelescopios varían entre sí, pero todos tienen dos componentes básicos: una gran antena parabólica, y un radiómetro con receptor de radio. La sensibilidad del radiotelescopio depende del área y eficiencia de la antena, la sensibilidad del receptor para amplificar y detectar la señal, y la duración de la observación. Los radiotelescopios tienen antenas muy grandes y emplean los receptores más sensibles. Las débiles fuentes astronómicas son fácilmente enmascaradas por interferencias terrestres, así que se realizan grandes esfuerzos para proteger los radiotelescopios de interferencias humanas.
Utilización
Los radiotelescopios son muy versátiles y algunos permiten operar tanto en longitudes de onda milimétrica como submilimétrica del espectro, lo cual amplía la cantidad de información que pueden recibir estos aparatos desde distintas regiones del espacio. Se espera que con los radiotelescopios más modernos puedan incluso captarse los primeros momentos del Universo, así como objetos que no pueden detectarse en astronomía óptica. Actualmente, en los modernos radiotelescopios, se usa una técnica de interferometría análoga a la astronomía óptica (donde se combina la luz recibida por varios telescopios para formar una sola imagen); las señales captadas por conjuntos de radiotelescopios también pueden combinarse, para lograr captaciones únicas de alta resolución.