2° Caso: Ubicar constelaciones según la época del año y reconocer sus estrellas más brillantes. A la hora de planificar una observación, ya sea si se está en el hemisferio Norte o Sur, es crucial entender el “comportamiento” del cielo nocturno en el año, y saber que la mayoría de las constelaciones sólo se ven en una cierta época, mientras otras son visibles todo el año desde nuestra ubicación (aquellas circumpolares), o bien otras son imposibles de ver desde nuestra ubicación (aquellas situadas en declinaciones muy lejanas respecto al hemisferio donde uno está ubicado).
De este modo, gradualmente uno podrá entender que constelaciones como Escorpión y Sagitario, no solamente se ven en épocas específicas del año (verano para el hemisferio Norte, invierno para el hemisferio Sur), sino que además en aquella dirección se puede contemplar una de las zonas más llamativas del cielo nocturno, al estar allí ubicado el centro de la Vía Láctea, según se aprecia en la imagen.
3° Caso: Interpretar efemérides astronómicas en el contexto de intentar su observación. Con frecuencia, es posible encontrar gráficos desde sitios web especializados, informando sobre algún fenómeno astronómico, o referencia de observación, que requiere saber conceptos sobre cómo se “divide” el cielo en sus partes más elementales, es decir, en grados, minutos y segundos de arco. Estos conceptos permiten comprender, a su vez, la noción de “tamaño aparente” (o tamaño angular), que simplemente nos dice “qué tanto espacio de cielo” ocupa un cierto objeto astronómico.
Lo anterior permite entonces, comprender qué quieren decir aquellos gráficos que muestran las diferencias de tamaño aparente de Marte, cuando está en un punto de su órbita lejano a la Tierra, versus cuando se encuentra en oposición, es decir, a la distancia más cercana posible a nuestro planeta. Estas diferencias de tamaño aparente se expresarán, en este caso, en segundos de arco, tal como se aprecia en la imagen del costado.