Un pulsar es una estrella neutrónica que emite una radiación pulsante periódica. Los pulsares fueron descubiertos en 1967 por Anthony Hewish y Jocelyn Bell en el observatorio de radio astronomía en Cambridge. Su emisión de radio característica es una serie uniforme de pulsos, separados con gran precisión, con períodos entre unos pocos milisegundos y varios segundos. Se conocen cientos, pero sólo algunos emiten pulsos detectables, como el pulsar del Cangrejo, y el pulsar de la Vela.
Los pulsos tienen gran regularidad: los observadores pueden predecir los tiempos de pulsos con antelación de un año, con precisión mejor que un milisegundo. ¿Cómo puede una estrella comportarse como un reloj tan preciso?
La única opción para estas precisas repeticiones, es que la estrella esté rotando rápidamente, y emita un haz lumínico que barre el cielo como un faro, apuntando al observador una vez por cada rotación. Este efecto puedes verlo graficado en la animación del costado.
Pulsares, los “faros” cósmicos
El único tipo de estrella que puede rotar suficientemente rápido sin estallar por su fuerza centrífuga, es la de neutrones. Las pulsares son estrellas de neutrones fuertemente magnetizadas, con intensidades de 100 millones de Tesla (1 millón de millones de Gauss, comparado con menos de 1 Gauss para el campo magnético terrestre).
La energía proviene de la rotación de la estrella, que tiene que estar bajando de velocidad. Esta disminución puede ser detectada como alargamientos del período de pulsaciones. Típicamente, la tasa de rotación de un pulsar disminuye en una parte por millón cada año: la del Cangrejo, la más joven energética conocida, disminuye en 1/2000 cada año.
Los pulsares se han encontrado principalmente en la Vía Láctea, dentro de unos 500 años luz del plano de la Galaxia. Una búsqueda completa de pulsares es imposible, pues los más débiles solo se detectan si están cercanos. Hasta ahora, sondeando todo el cielo, se han encontrado más de 300 pulsares. Se estima que hay al menos 200.000 en nuestra Galaxia, pero considerando aquellos cuyos haces no barren en nuestra dirección, deberían ser muchos más. Los pulsares emiten pulsos cerca de 4.000.000 de años; después pierden tanta energía rotacional que no produce pulsos de radio detectables.