En el Universo hay una inmensa cantidad de sistemas estelares, sin embargo no todos son como nuestro Sistema Solar; de hecho una gran mayoría de todas las estrellas existentes no conforman un sistema estelar único como nuestro sol (es decir, con una sola estrella central), sino que conforman sistemas dobles, triples o múltiples de estrellas, las cuales giran en torno a un centro de gravedad común. Es así como aparecen los sistemas binarios (de dos estrellas) o múltiples (más de dos estrellas), los cuales en conjunto hacen el 85% de todos los sistemas estelares del Universo, con lo que nuestro Sistema Solar pasa a ser verdaderamente una curiosa excepción.
Al irse condensando, muchos embriones estelares se fragmentan, formándose sistemas múltiples, de dos o más estrellas que giran en torno a un centro común y permanecen ligadas por su mutua atracción gravitatoria. Algunos son inestables y acaban deshaciéndose.
Los más frecuentes son los sistemas dobles: en ellos, la estrella de mayor masa se llama primaria y la más pequeña, secundaria. Casi la mitad de las estrellas de nuestra galaxia forman parte de sistemas dobles, los que proporcionan varios datos acerca de la estructura de aquellas.
Ellas nos permiten –en muchos casos- determinar sus masas, la influencia de la atracción de una estrella sobre la estructura de otra, etc., de vez en cuando, una de las estrellas del par es prácticamente invisible, pero puede detectarse por sus efectos sobre la órbita de la otra. Esto ha dado lugar a algunos de los más interesantes descubrimientos de la última década, como por ejemplo, el estudio de ciertas novas, que tienen lugar durante la interacción entre un sistema binario, compuesto por una gigante roja y una enana blanca.