1º argumento: ¿Qué es el tiempo?
El tiempo, definido como una magnitud física que permite ordenar los cambios secuencialmente (estableciendo un pasado, presente y futuro), en segmentos de segundos, minutos, horas, etc., es una invención humana. El tiempo es una dimensión determinada por el movimiento de los astros, y los humanos lo usamos para ordenar nuestra historia, nuestras acciones y toda nuestra vida. Nótese que no me estoy refiriendo al tiempo como se lo estudia en física, entendido como la 4º dimensión que se añade al espacio, con aplicaciones en física cuántica, relatividad, etc.; tampoco me refiero a las escalas de tiempo usadas por culturas antiguas. Simplemente me remito al tiempo común y corriente que usamos los humanos hoy en día.
¿A qué viene todo esto? Que para llegar al tiempo que hoy vivimos (i.e., que mientras escribo esto es el día domingo 4 de junio de 2006, a las 20 h, 50 m y 37 s), ha ocurrido un innumerable número de “correcciones” y “ajustes” de los que, por supuesto, su única responsable es la raza humana. Para eso voy a puntear brevemente algunos periodos de tiempo que resultarán familiares (por supuesto, usando nuestras escalas de tiempo):
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El nacimiento de Jesucristo marca la conocida diferencia histórica entre antes de Cristo [a.C.] y después de Cristo [d.C.].
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Algunas de las famosas culturas protohistóricas (egipcios, griegos) se desenvolvió plenamente alrededor del 3.000 a.C.
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El Homo Sapiens (entendiéndolo como la raza humana actual), tuvo su origen hace 450.000 a 400.000 años.
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El planeta Tierra tuvo su origen hace unos 4.600 millones de años.
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Aunque aún en discusión, el Universo “nació” hace unos 13.500 millones de años.
Como primera conclusión, el objetivo de este repaso histórico es dar a entender que, dependiendo la perspectiva, podríamos usar muchas referencias para empezar a medir el tiempo. Si hoy estamos usando aquella regida por el nacimiento de Jesucristo, y no la del nacimiento de la Tierra, que nos tendría en algo como el año 4.600 millones, ha sido puramente por conveniencias y ajustes históricos. En otras palabras, si en un momento coincide tanto un día, mes y año que terminen en 6 es únicamente una consecuencia y un momento ficticio creado por los mismos seres humanos.
***Aunque este argumento podría ya resolver todo el asunto, el segundo es planteado “asumiendo” por un momento que nuestra escala de tiempo actual (la regida por el nacimiento de Jesucristo), es la verdadera, y que la fecha en la que creemos estar es correcta.