10) La combinación y prolongación de estas observaciones llevará a establecer con precisión las escalas de tiempo que rigen al planeta.
Cuando se suman todas las observaciones a simple vista, ya sea de día o de noche, y a lo largo de varios meses o años, la principal conclusión a extraer es que muchos fenómenos son imposibles de determinar tan sólo observándose en un instante. Así como un día completo puede demarcarse por una salida que sucede a otra salida de Sol, la medición de escalas de tiempo más grandes sólo pueden ser averiguadas en función de la observación sistemática del cielo, y es así como uno puede llegar a identificar escalas como el “mes” o el “año, siguiendo criterios puramente astronómicos. Si a esto se le suma el rol de las observaciones planetarias, estas escalas de tiempo pueden de alguna manera extrapolarse a los otros planetas, cuyos movimientos siguen un patrón tan preciso y ordenado, que proporcionan indirectamente las pistas necesarias para conformar un completo modelo del Sistema Solar.
Conclusión preliminar: Medición del tiempo con base astronómica. Tal como alguna vez hicieron egipcios, babilonios o mayas, la observación astronómica sostenida permite definir, sin necesidad de complejos instrumentos, la medición del tiempo. Así han surgido los calendarios, y así surgieron los primeros modelos del Sistema Solar, como resultado de observaciones de años y años. Fueron estas mismas observaciones, complementadas con su expresión matemática, las que cimentaron las bases para posicionar a la Tierra en el Universo conocido, si bien no confirmado “Heliocéntrico” hasta las observaciones de Galileo, la sorprendente evidencia astronómica observacional fue suficiente para que Copérnico así lo decretara, en 1543.