8) En base al movimiento de estos puntos contra el fondo estrellado, será posible predecir su posición en un momento futuro.
Cuando se ha determinado que los planetas se mueven respecto al fondo de estrellas “fijas”, un primer factor distinguible es que la tasa de desplazamiento no es igual para todos. Algunos pueden recorrer más espacio en menos tiempo que otros, y esto permite asignar “predicciones”, en cuanto al tiempo que deberá pasar para que un planeta se posicione en un determinado sector del espacio. Si el seguimiento incluye atestiguar movimientos retrógrados, incluso es posible determinar movimientos retrógrados futuros, mediante cálculos matemáticos que diagramen la posición del planeta en relación con la Tierra. Si a esto se le suma una discriminación de los cambios de brillo, es posible (aunque en menor grado) hacer una especulación acerca de la distancia a la que se puede estar encontrando el objeto (por supuesto sin medir la distancia en sí, sólo especulando si el objeto está más lejos o más cerca). Estas predicciones posicionales, en la medida que se hacen más complejas, aumentan exponencialmente el tiempo de seguimiento requerido.
Conclusión preliminar: Determinación orbital de los planetas. Esta conclusión sigue siendo independiente, hasta ahora, de un hipotético observador que considere el Universo geocéntrico. No obstante, el factor crucial es atestiguar los movimientos retrógrados, que sólo acontecen en planetas exteriores. Como esto es un problema para un modelo geocéntrico, un seguimiento de varios años finalmente daría como consecuencia un modelo en donde la Tierra también está orbitando, y donde la única razón para que algunos planetas “retrocedan” en ciertos lapsos, es porque la Tierra los está “adelantando” en su órbita.
9) Que estos puntos también se desplazan por la misma “banda” que la Luna, el Sol y ciertas regiones de estrellas.
Con este ejercicio, ya queda finalmente definida la importancia de aquella línea imaginaria del cielo, la eclíptica, puesto que no sólo demarca la trayectoria que sigue el Sol en el cielo, sino también de la Luna, algunas constelaciones que el observador haya inventado a lo largo del tiempo, y también de los ahora identificados planetas, que persistentemente se mueven por este sector del espacio, lo cual da ahora fuertes indicios de que todos estos objetos están asociados entre sí, y están sometidos a algún tipo de movimiento ordenado que puede diagramarse, de alguna manera, en un sistema matemático capaz de predecir su posición en cualquier instante.
Conclusión preliminar: Significación final de la línea eclíptica. Aunque la eclíptica no es más que una línea imaginaria, la observación sostenida de los astros que se mueven independientemente de las estrellas “fijas” da una información concreta de los movimientos que acontecen alrededor de la Tierra. Si bien estas observaciones no son suficientes para dudar de un sistema geocéntrico (salvo por el movimiento retrógrado de los planetas exteriores), sí permiten ordenar y formalizar el entorno fuera de la Tierra, de un modo determinista y predecible.