4) La longitud de la sombra solar varía a lo largo del día y permite seccionarlo en base a esas diferencias.
Siempre relacionado con las experiencias anteriores, este descubrimiento también es factible en un breve o extenso seguimiento. Tan sólo basta usar un primitivo elemento (como una vara clavada a una superficie) para notar que su sombra varía en distintos momentos del día, desde la salida a la puesta. En un seguimiento extenso también puede notarse que esta sombra se hace más larga o más corta según avanzan los meses, pero siempre se repite el patrón que la sombra “apunte” a una dirección concreta en un instante del día. Esto sienta las bases no para un descubrimiento astronómico, sino para una aplicación práctica, que es la creación de un sistema de medición del tiempo: un reloj de sol.
Conclusión preliminar: Sistema de medición del tiempo en base a las sombras. Si bien en el ejercicio anterior dejé abierta la posibilidad de “hacer trampa”, en éste lo fundamental es no hacerlo, para que se cumpla el objetivo. Un reloj de Sol preciso requiere algo de matemática y mediciones precisas, pero como un primer acercamiento basta con seccionar equitativamente el paso de la sombra solar por algún área alrededor de la vara clavada (como un círculo dibujado).
5) Tanto el Sol y la Luna “transitan” siempre por una misma “banda” del cielo.
Si bien la experiencia de seguir el “trazo” y advertir que la posición de salida y puesta siempre son opuestas ya puede verificar esta afirmación por sí sola, esta es la constatación concreta de este fenómeno. No sólo el Sol, sino también la Luna, cuando se tiene oportunidad de verla de día, describen una trayectoria que siempre se mueve por una misma banda o región del cielo, que si bien no es una línea exacta, corresponde siempre a un mismo rango. Para determinar este “rango” exacto es necesario un seguimiento extenso del Sol (al menos por 1 año), pero a efectos prácticos, el tránsito del Sol y la Luna por esa zona específica es constatable tras unos cuantos días.
Conclusión preliminar: Línea imaginaria eclíptica. Muy conocida en la astronomía amateur, la eclíptica es la línea imaginaria por donde transita el Sol, la Luna y otros objetos (a revisar más adelante), cuya altitud estará determinada por la localización geográfica del observador, pero sin perjuicio de este factor, la eclíptica es una zona de referencia para saber por dónde pasarán los principales cuerpos celestes diurnos.